Archivo | septiembre 2018

“Cuando me di cuenta que estaba embarazada por la violación, decidí abortar”

Luisa fue golpeada fuertemente por su pareja y padre de su hijo e hija, la violó con tanta fuerza que hasta en las partes internas de sus órganos sexuales le encontraron pequeñas heridas. No era la primera vez que la maltrataba, también lo hizo durante el quinto o sexto mes de embarazo de su hijo de cinco años.

Esta experiencia la hace formar parte de las siete de cada cien mujeres que ha recibido maltratos durante el embarazo en República Dominicana (ENDESA, 2013). Lo que va en la línea de los resultados de una investigación de la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) en 2012, la cual concluyó que los embarazos no planeados y no deseados eran significativamente más frecuentes entre las mujeres que informaron violencia por parte de un esposo/compañero alguna vez en comparación con las que no. (Violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe. Análisis comparativo de datos poblacionales de 12 países).

Luisa es empleada privada, inició estudios de comunicación, pero se enfermó y tuvo que dejarlos. Poco tiempo después conoció al padre de su hija e hijo, dieciséis años mayor que ella. Se mudaron, al inicio la relación iba bien pero después le infligía violencia: “…física con empujones, patadas, galletas y pellizcos; violencia emocional, verbal, con gritos, insultos y hasta no dejarme hablar. Pero me violentaba igual sexualmente, porque las relaciones siempre tenían que ser como él quería y cuando quería…”.

Ella, como tantas mujeres, experimentó violencia machista en la relación de pareja o fuera de ella. De esas que en 2016 denunciaron llegando a 64,423 a nivel nacional y 59,391 en 2017, según datos de la Procuraduría General de la República. No es de extrañar el alto número de denuncias en el país con tercera tasa de feminicidios más alta en América Latina y el Caribe.

En la investigación “Causales de Vida. Estudio de cinco casos de aborto por causales en República Dominicana”, publicado por la Coalición por los Derechos y la Vida de las Mujeres, Luisa relata “Cuando me di cuenta que estaba embarazada por la violación, decidí abortar. No quería tener otro hijo de ese animal, no podía”. “No quería ni podía tener un nuevo embarazo con un hombre que vivía masacrándome y que me violó brutalmente”. No recibió información científica y oportuna sobre cómo realizarlo, una tía le dio la asesoría y apoyo para hacerlo. Como mujer católica, la historia de abuso vivida tuvo más peso que sus creencias religiosas. “Me sentí un poco extraña, pero sabía que eso era lo que debía hacer”.

Luisa, como Mechi, Ali, Carmen, Lina, Esperancita y otras muchas, han sido afectadas por la penalización del aborto en toda circunstancia. El Congreso Nacional no debe demorar más en aprobar el Código Penal con la despenalización cuando la vida de la mujer corre peligro, por violación sexual o incesto, o por malformación incompatible con la vida extra uterina. Este es un reclamo de más del 70% de la población nacional, en acuerdo con esta demanda.